En mi afán por añadir un toque de magia y emoción a la infancia de mis pequeños, me embarqué en un proyecto mágico: la creación de la puerta del Ratón Pérez.
Hay muchos estilos distintos de puertas, suelen ser de pequeño tamaño, perfectamente ubicadas en el zócalo. Los niños colocan los dientes de leche en la puerta, antes de ir a dormir, y por la mañana, al abrirla, descubren el regalo que el Ratón Pérez les ha dejado.
Material necesario
– Puerta de madera natural: 19x22x2.8cm.
– Silueta de resina del Ratón Pérez: 8.5x7cm
Comencé con la puerta de madera, eligiendo un tono marrón para darle un toque rústico. Con pinceles en mano, dibujé con delicadeza pequeñas flores alrededor del marco de la puerta, añadiendo un toque de naturaleza y encanto.
Un detalle clave fue el cartel que colocamos sobre la puerta, simplemente con la palabra «Pérez». Opté por una tipografía juguetona y amigable que transmitiera la esencia del visitante especial que esperábamos. Este letrero, junto con las flores, transformó la puerta en una entrada mágica que capturó la atención de mis hijos.
Personalizar el ratón de resina fue una tarea sencilla; en nuestro caso, lo pintamos con tonos grises, añadimos unos mofletes sonrosados y destacamos su hocico en negro.
«¡Y así, con la puerta lista para recibir al Ratón Pérez, hemos creado un rincón mágico lleno de ilusión!
Espero que esta manualidad traiga alegría a los pequeños y haga de cada visita del Ratón Pérez un momento especial. ¡Hasta la próxima aventura!»
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