Se trata de una metodología educativa que se basa en que las niñas y los niños tienen las suficientes capacidades y potencial para construir su aprendizaje, aprenden gracias a la observación. Los adultos tienen un papel más secundario observando y seleccionando las actividades que más les motivan.
El método nació en la Ciudad de Reggio Emilia, en el norte de Italia en el año 1945, tras la segunda guerra mundial. La ciudad se había quedado sin escuelas, debido a la guerra, por lo que los habitantes las volvieron a reconstruir con el objetivo de que las niñas y los niños superaran el trauma de la guerra.
A medida que este tipo de escuelas empezaron a aumentar, empezaron a competir con las escuelas católicas, que eran las que predominaban en esa época, por lo que se iniciaron campañas de desprestigio contra este modelo. Pero en el año 1991, en la revista Newsweek apareció un artículo hablando sobre este tipo de escuelas, lo que hizo que su fama se extendiera por todo el mundo.
Otro de los artífices en la difusión de esta metodología fue Loris Malaguzzi (1920 – 1994), profesor y pedagogo, algunos han atribuido erróneamente que era su creador. Quedó tan impactado con esta nueva metodología tras viajar a Reggio Emilia se involucró de tal modo que se convirtió en una de sus caras más conocidas y todo un referente en esta metodología.
En esta metodología el ambiente tiene una gran importancia, es decir en la creación de atmósferas que permitan las situaciones de aprendizaje.
En cada aula hay dos o tres maestros/as que escuchan lo que las criaturas tienen que decir. El que haya más de un profesor permite contar con múltiples interpretaciones subjetivas. El profesor es un guía, un observador que registra las actividades y provoca la búsqueda del conocimiento
Cada niño y niña construyen su conocimiento a través de lo que tienen a su alrededor, por lo que se les ofrecen unos espacios en los que haya suficientes estímulos para explorar y construir dicho conocimiento. Mientras la/s maestra/s va documentando como se van adquiriendo los conocimientos. Si la escucha es la base del método Reggio Emilia, la documentación es la escucha que se hace visible. El proceso de documentación puede ser través de fotos, notas o videos, además, se pueden realizar transcripciones exactas de los comentarios realizados por las niñas y los niños. Todo ello permite a cada niña o niño observar desde fuera como va adquiriendo el conocimiento.
En esta metodología se da una gran importancia a las familias para que se involucren, aporten, en la educación de sus hijas e hijos.
El arte es una pieza fundamental en la que se introduce la figura del atelierista, que suele ser una persona con formación artística que realiza diversas actividades artísticas y creativas con las niñas y los niños.
Sigue los principios de la pedagogía relacional, es decir son necesarias las relaciones entre iguales, con los adultos (maestros y padres), lo que permite a las niñas y a los niños a ser más participativo y poder resolver las diferentes situaciones y problemas que se le presentan.
En esta metodología no solo se trabaja el conocimiento, también se trabajan las relaciones sociales, el mundo emocional y la moral de los niños y las niñas
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