La cuerda de la belleza Montessori es un recurso versátil, económico y muy útil para trabajar diferentes temas, pero sobretodo para fomentar la imaginación.
La imaginación nace en la mente de la niña o niño a partir de la información que tiene del mundo real (dentro a fuera). Se fomenta la imaginación mediante cuentos o libros que muestren la realidad, o que tengan imágenes reales (por ejemplo la cuerda de la belleza).
¿En qué consiste la cuerda de la belleza de Montessori?
La cuerda de la belleza en el enfoque Montessori es una metáfora visual para describir el equilibrio estético y orden en el entorno del niño. Inspirada en la idea de que los niños prosperan en ambientes armoniosos, la cuerda de la belleza busca crear espacios estéticamente agradables y ordenados. En lugar de imponer reglas estrictas, esta filosofía fomenta la participación del niño en el mantenimiento del entorno. Desde la disposición de los materiales hasta la organización del espacio, la cuerda de la belleza busca inspirar la apreciación del orden y la belleza, cultivando así el sentido estético desde una edad temprana.
La cuerda de la belleza suele utilizar como un complemento a las mesas de observación, trabajar el vocabulario o complementar diferentes actividades y es una herramienta muy interesante para trabajar la imaginación.
La cuerda de la belleza se realiza con fotos bonitas y reales que nos gustan como elementos de la naturaleza, aunque también se pueden usar otras imágenes como recuerdos bonitos, o diferentes temáticas que estéis trabajando o sean de interés de los pequeños.
La idea es que vayan rotando las imágenes según la actividad que estás trabajando, pero sobretodo según el periodo sensible del niño.
¿Qué son los periodos sensibles o sensitivos?
Los periodos sensibles, según María Montessori, son fases en las que los niños y las niñas muestran un interés particular por ciertos aspectos del aprendizaje, facilitando su asimilación. Aunque transitorios, estos periodos son ventanas de oportunidad para la adquisición de habilidades específicas. Es esencial estar atentos y capitalizar estos momentos, ya que una vez que desaparecen, no regresan. Estas fases temporales ofrecen un terreno fértil para la enseñanza, permitiendo a educadores y familias potenciar el desarrollo del niño y la niña de manera óptima, aprovechando su inclinación natural hacia ciertos conocimientos o destrezas.
1 Comentario
¡Déjame tu comentario!